La melodía de la flauta confirma la presencia indígena. Existe suficiente consenso sobre el carácter mágico-religioso que revestía a los instrumentos musicales nativos. Cada uno tratabade imitar el sonido natural de los animales elevadosal rango de deidad. Tanto el croar de la rana como el rugir del jaguar eran transplantados al orificio de los aerófonos que respondían al soplido del intérprete. Con el nominativo común de fotuto, la trompeta aborigen prolífera en multitud de formas y materiales. Unas veces pequeña, otras veces enorme, el cuerpo de los fotutos podía ser un simple caracol marino, un cuerno de venado, un trozo de calabaza, o también un más elaboradoinstrumento de arcilla o de metal. De cualquiermanera, su grito agudo era de mucha utilidad para llamar a distancia y hacer oír los recados importantes de la tribu.
El legado más reconocible de la instrumentación indígena parece ser la flauta. Tal vez no existe otro instrumento tan recurrido y de material tan variado en la organología nativa como la flauta. El barrococido, el hueso, los canutos vegetales, los tubos de carrizo o de cardón, proporcionaron el material básico que daba nacimiento a una infinita variedad de flautas, distinguidas ya por el número de agujeros, ora por las hileras de agujeros, ya por la cantidad de tubos o, en fin, por la forma vertical otra vesera como se toque. El ancestro de la flauta influye hoy en día de modo notable el sonido del folclore latinoamericano.
También en la coreografía es fácilmente apreciableel sincretismo de las tres etnias: los movimientos suaves de la mujer son atribuido a la ascendencia indígena; las contorsiones, los gestos y el cortejo del varón corresponden al elemento africano; y el baile en parejas y la utilización del sombrero espropio del ancestro español.
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